Es muy difícil meterse en la cabeza de una persona tan nefasta como lo fue Adolf Hitler, pero lo cierto es que lo que comenzó como una extensión territorial dentro de los márgenes de la paz, se convirtió en una serie de ataques que significaron los primeros indicios de la Segunda Guerra Mundial.
La Primera Guerra Mundial y el origen de un Hitler bélico
Es que por más que el Führer tenía las intenciones de quedarse con gran parte de Europa y su próximo objetivo era Checoslovaquia, este tenía que lidiar con las fuerzas de las grandes potencias como el Reino Unido y Francia, que comenzaron a ver el avance del líder alemán como una amenaza y eso fue lo que desencadenó las primeras batallas.
En el siguiente artículo trataremos de delimitar cuál era el objetivo que Hitler tenía a la hora de atacar Europa y de dónde surge su odio a toda la comunidad europea.
Para ubicarnos en el contexto histórico preciso, que nos dé una pauta del origen de los ataques de Adolf Hitler a Europa, deberíamos remontarnos a la debilitada Alemania de finales de la Primera Guerra Mundial.
Alemania, junto a Austria bajo régimen monárquico intentaban ganarle en el frente de batalla a un bloque conformado por Rusia, Francia e Inglaterra y este es el momento en el que Hitler entra en la escena bélica, alistándose como voluntario en 1914.
Allá por el año 1917 la guerra comenzó a desfavorecer a Alemania. El Plan Schlieffen que consistía en atacar a las tropas francesas por medio de un ataque certero a los países bajos antes de sufrir la reacción de Rusia tuvo varios fallos que dejaron expuesto al ejército alemán a los ataques de sus enemigos.
El objetivo era entonces llegar a Rusia lo más rápido posible para apoderarse de ellos y después avanzar con sus tropas reforzadas a combatir a Francia hasta llegar a Inglaterra, pero el ejército alemán no advirtió el ataque prematuro de Rusia a su aliado Prusia.
Una vez que se enteraron de este ataque decidieron emprender un viaje de defensa a tierras prusianas mediante cuatro divisiones y este fue el motivo de la desprotección de la frontera con Francia, que le ese sería uno de los primeros puntos de debilidad.
La entrada en escena de Estados Unidos
Los estadounidenses hasta el momento aportaban armamento y recursos para lo que esa alianza entre Inglaterra, Francia e Inglaterra al que se llamó “El Entente Cordial”. Esto no era del agrado de los alemanes, que a modo de amedrentar a los norteamericanos para que detengan esa ayuda a sus contrincantes decidieron hundir el barco estadounidense Lusitania.
Esto fue lo que despertó el sentimiento patriótico de los Estados Unidos, que hasta el momento y, por más que ofrecía apoyo, no había entrado en guerra, cosa que decidió hacer en 1917, llevando un total de 4 millones de soldados que le sirvieron como aire fresco al Entente Cordial, que después de 3 años de luchas constantes se encontraba debilitado.
Con estos ataques de una fuerza renovada gracias a Norteamérica, en noviembre de 1918 llega la dimisión del Ejército Alemán a la guerra.
Un joven Adolf Hitler se encontraba en el hospital con sus ojos vendados después de un ataque con gases en Bélgica. Este momento de la historia es fundamental para entender los primeros deseos del Führer de venganza contra estas tres potencias europeas.
El pacto de Múnich, un acuerdo antibelicista que no fue
La Primera Guerra Mundial había dejado a Alemania en una posición desfavorable con respecto a sus oponentes y Adolf Hitler ya había entrado en juego en la política alemana como un líder natural, que prometió al su pueblo liberarlo de estas restricciones en las que lo había dejado este enfrentamiento bélico duradero.
La adhesión de Austria y de la región checa de los Sudetes significaba una expansión del Reich alemán, que posicionaban al Führer como la cabeza de Europa Central, pero este estratega no se conformaría con esta expansión y buscaría anexar a Checoslovaquia.
Este país era un punto estratégico para Hitler, no solo por su posición geográfica, sino además porque se trataba de una potencia en lo que se refiere a la industria y a la fabricación de armamentos.
El problema es que Checoslovaquia tenía acuerdos, tanto con Francia como con la U.R.S.S para ser defendido en caso de un ataque por parte de algún otro país.
Era obvio que las hostilidades con Francia despertarían a Inglaterra, que en principio intentó un tratado de paz enviando al veterano Chamberlain a hablar con Hitler, pero este respondió con aún más hostilidades.
Es que era muy notorio en Hitler el resentimiento contra estas potencias luego de la derrota en la Primera Guerra Mundial y la desigualdad en la que había quedado a través del Tratado de Versalles.
Es por eso que le exigía cada vez más a los ingleses para no invadir Checoslovaquia y esto fue lo que culminó cansando a los británicos hasta entrar en guerra que, en boca de Chamberlain era “Descabellada por tratarse de defender a un país lejano del que sabemos muy poco”
El resto de los sucesos históricos son conocidos y tienen que ver con la Segunda Guerra Mundial. La conclusión de este informe es clara. Hitler era hostil y pretendía las invasiones en Europa para deshacerse de las grandes potencias y conglomerar todo el poder europeo bajo el manto de su Reich. La historia no le dio el visto bueno en esos propósitos.